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Grupo Kmus
CR

viernes, 7 de septiembre de 2007

Dignidad









Paso a exponer brevemente este asunto que no lo llevo entre pecho y espalda sino más bien cercano a la fatiga de verlo día a día en la calle, justo ahí en la esquina donde todo el mundo lo esquiva y que muchos logran siquiera no embriagarse con su aroma. Este tema sobre el cual quiero referirme es sin más preámbulo la posibilidad de encontrar la dignidad perdida de nosotros mismos, ¿pero que clase de tontería es esta, se preguntará?, pero puede que con lo que le contaré a continuación pueda darme o no la razón que al fin de cuentas tampoco era el fin último de estas líneas.

Cuando salimos de casa con rumbo a nuestro trabajo, centro de estudios o obligaciones varias pensamos: "voy a dejar bien cerrado para que no se metan en la casa" y mientras acomodamos la billetera y el reloj en la bolsa delantera, para evitar ser visitados por algún carterista con mala suerte, digo mala suerte porque lo que llevábamos de efectivo no le alcanzara ni para comprarse un helado.

Ya en el autobús la gente se incomoda porque el chofer lleva triple capacidad de pasajeros pero esto no le presenta ninguna molestia, él si ve que todo el mundo empieza a quejarse le subirá con el menor reparo de los ancianos que viajan en el asiento preferencial el sonido a su radio y con todo pulmón va cantando en “inglés” –según él, born to be wild. Llegando a la curva antes del puente alguien comenta a manera de aviso “ esta vara huele a hule quemado” en ese momento se oye donde dice el conductor de la unidad, - …Si es cierto a este bicho había que hacerle revisión en el taller anteayer….-

Una señora alarmada empieza con colorido peregrinar de santos y oraciones, mientras el chavalo de a la par suelta un bostezo capaz de hacerle pique al león de la Metro Goldin Meyer, unas muchachas vienen conversando de lo que pasó la noche anterior y de cómo la vida es tan dura para ellas, porque sus papas no las dejan hacerse un tatuaje más.

Cuando llega la hora de bajarse del autobús es casi una misión imposible, de hecho no te imaginabas toda la gente del barrio que cabe en un solo bus; la gente se queja porque alguien la majo, otra se aprovecha de la condición de hacinamiento y no falta el o la que abusa de la confusión para manosear torpemente alguna nalga que provoque a curiosidad;

Finalmente con el reproche del conductor que pide colaboración de la gente con su típico: …haber esa fila…. Corriéndose hasta el final…

Fuera de la unidad te diste cuenta que el sol había desaparecido y que la lluvia te saluda justo el día que saliste de casa con tus mejores anteojos de sol y con el mejor porte de chico BAYWWACTH, pero bueno vamos bien todavía se puede mantener la calma.

Caminas de prisa entre los techos de los almacenes para no mojarte del todo y esperando llegar a la parada de otro de los 3 buses que tendrás que tomar para llegar a tu destino. En ese instante una chavala que camina como si estuviera en un anuncio es victima de un tipo que pensó que su teléfono valía la pena como para delinquir, y después de dos segundos, el grito parase llevarse el rastro del delincuente.

Por fin la parada!!! Pero el bus no ha llegado entonces te arrinconas contra la ventana de ese almacén que venden productos chinos y que siempre invita a adivinar que tipo de aroma es el que sale desde adentro de la tienda, en ese momento la canoa que no pudo soportar todos esos años de no mantenimiento decide soltarse a llorar y baña por completa a una señora que hacia fila conmigo esperando al bus.

En ese momento aparece un tipo con todo tipo de objetos a la venta desde tiza china para matar cucarachas hasta corta uñas con la cara de Jesús, extrañamente veo un cepillo dental usado y me pregunto ¿Quién carajos puede comprar un cepillo dental usado? Pero bueno el genio del marketing es el tipo de los objetos y no yo, así que no me molesto en preguntarle y continúo en la fila a la espera del autobús que lleva más de 20 minutos de atraso y que toda la gente espera pero para expresar sus molestias al conductor.

Arriba a la parada aquella carcacha que da una sensación de sorpresa que mantenga ese tipo de unidades en funcionamiento, pero bueno el asunto es transportarse y no preguntar como mientras que sea barato. La imagen de aquel cepillo dental me da vueltas y es cuando recuerdo que entre todas las cosas que tenia que poner en mi maletín olvide poner la pasta de dientes, me salgo inmediatamente de la fila y busco rápidamente un lugar donde pueda comprar la bendita pasta antes de que el bus salga, y me digo: “…acá debe haber” en el almacén chino al lado de la parada. Entro casi aguantando la respiración pues al parecer el tipo de la tienda no sabe que el agua no solo es para beber y el incienso debe ser para que la gente no note que el carajo este esta más agrio que un limón encino, le pregunto por pasta de dientes y en una lengua casi indescifrable me dice que esta a la par de unos adornos de gatos de la suerte que bajan su brazo como despidiéndose de mí.

Tomo la pasta la pago y me subo casi en el preciso momento que el conductor de casi 300 kilos cerraba la puerta del autobús. Llegó al fin por dicha mi tercer autobús esta muchísimo mas moderno o por lo menos mejor pintado y listo a partir, lo tomo y recuerdo todas las cosas que quedaron pendiente para hoy y además voy jugando con la posibilidad de cubrirme de broncas que me caerán por el simple hecho de no poder concordar con mi jefe las tareas que se me asignan extra de mi trabajo diario, por fin llego y comienza la rutina del trajín matutino.

Las doce no lo puedo creer por dicha que hoy el menú esta aceptable en la soda y tendré que probar los maleficios culinarios de Doña Tere y su hija la que todo el mundo dice que se parece a Cameron Diaz, pero en lo personal creo que no tienen parecido ni en lo blanco de los ojos, termino el almuerzo y me siento aparte para poder hacer un simulacro de siesta pero que digo siesta si con 15 minutos lo que queda es cerrar los ojos y volver al yugo.

Antes paso por el comedor y escucho al Señor presidente de la Republica hablando de la bondad de comerciar con china y como esto traerá beneficios y prosperidad a todos nosotros, bla, bla,bla….

Sigo hasta mi rincón de trabajo y saco mi cepillo de dientes y también la pasta llego al baño y me dispongo a lavarme los dientes, la pasta viene en una caja bastante llamativa y con la mayoría de las letras chinas solo una leyenda que dice en ingles:

MR COOL the best tooth paste , lo cual no me parece convincente pero me da igual, al empezar cepillarme noto un sabor mentolado pero con todo termino de cepillarme mientras empiezo a sentir un leve mareo y mis ojos empiezan a fallarme pues todo lo veo borroso, caigo al suelo en una un estupor y una sensación de perdida de control, y lejano al baño se escucha a la directora del telediario donde presenta la siguiente e interesante noticia de que se encontró un ingrediente sumamente toxico en la elaboración de mas de dos toneladas de pasta de dental proveniente de china y que se estuvo vendiendo en el país, se pide a la población tener sumo cuidado con este producto pues podría resultar mortal….

Una compañero encuentra mi cuerpo tendido en el suelo y lleno de espuma en la boca mientras se escuchan las declaraciones desde el televisor del comedor donde el embajador de China en el país indica que no es culpa de ellos poner tóxicos en productos elaborados en su nación, que la responsabilidad es nuestra por comprar productos chinos de mala calidad pero que ellos también los tienen de buena!.

O.D.R.

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jueves, 6 de septiembre de 2007

Fragmentos

















“A la montaña he subido, satisfecho el corazón. En su amplitud, desde allí, puede verse la ciudad: un purgatorio, un infierno, un burdel, hospital, prisión. Florece como una flor toda enormidad. Tú ya sabes ¡oh Satán!, patrón de mi alma afligida, que yo subí a verter lágrimas de vanidad.”

Baudelaire.


El bus pasó frente a un edificio de cristalina fachada, y debo admitir que lo vi reflejado me sacó mi tranquila estupidez habitual. Lo que observé fue mi reflejo. Es decir, me vi a mí mismo, (pocas veces nos miramos a nosotros mismos) tengo que decir que ese sujeto que se me presentaba como mi reflejo no me gustó para nada. Preciso decir que me ví, con lástima, famélico y melancólico. Por un momento no me reconocí, pero ¿quién más podía ser?. Entre el reggaetón que estaba como telón musical en el bus, el calor sofocante que predominaba y los anuncios de Coca Cola y Mcdonalds que acaba de ver en el exterior, me sentí sofocado, no podía respirar, me estaba ahogando en la difusidad de mi reflejo. En ese momento mi imagen tenía más vida que yo, y eso es mucho decir. Pero ¿A qué se debía esto? No dudé en darme cuenta que se debía a mi “otro yo”. Por un instante me pude ver como un otro y mi ser se estremeció al ver lo extraño que soy para mi mismo.

Mientras sentía esto, el bus se detuvo y pude respirar. Una sensación de alivio y tranquilad recorrió lo que en ese momento era, desgraciadamente no era mi parada y temí que mis pensamientos me dominarán de nuevo. No quería pensar más en mí, ese “mí” no me gustaba. Era un yo totalmente indiferenciado de los otros yo que habían en el bus. Hasta el chofer me recordaba desagradablemente a mí. Perdía la respiración de nuevo. Se detiene el autobús de nuevo. Sube una muchacha sosteniendo un libro con su mano derecha. Eso me distrajo un momento. Hago un esfuerzo por ver el titulo. Solo puedo leer: “Baud…”. Imagino que debe ser un libro de Baudelaire o quizá de Rimbaud. Quizá alguno de estos poetas malditos podría entender lo que pasaba. La muchacha se bajaba del autubus. ¿Cómo? Cada vez las paradas eran más próximas entre sí. Pronto llegaría a la mía. Ya no me sentía ahogado. Ahora me sentía estúpido. Estúpidamente cómodo y a la vez triste. Pero, ¿a que de debía este cambio tan radical? ¿Sería la por la joven que hace poco se acababa de bajar? O ¿el calor y el tedio de mis
actividades habituales eran la causa? Aquí me bajo. Creo que en realidad no me importa….

La falta de actividad me hace creer que soy parte de algo, aunque no se qué. Mi pasividad ha llegado al punto en que me conformo con ir al campo de concentración que es mi trabajo, salir y ver la novela de la 10:00. Simular que me gusta lo que veo, para luego dormir y olvidar.
El único licor que bebo es el de Morfeo. La inconsciencia total….
Me despierto y le ruego a Dios, que todavía este soñando. Algo me dice que no es así, otra vez no puedo definir que es. Siempre supe que dios no escucha a los borrachos. Otro día y otra vez tengo que hacer lo tengo que hacer. Por más extraño que parezca hace tiempo se me olvidó lo que tengo que hacer y solamente lo hago…. Cada día soy más decadente. ¡Viva la decadencia!
Voy camino a mi…. Saco de mi mochila unos audífonos y me los pongo, le subo el volumen a la música. Juego a que no voy hacia donde voy, que estoy en el borde de un abismo empujando gente hacia la sima. Si no salto es porque soy muy cobarde para decidirme. De pronto vuelvo a la realidad. Un golpe en el pecho me despierta. Por estar pensando idioteces choqué de frente con una muchacha que seguramente estaba igual de distraída que yo. –Disculpe. Le dije. Y seguí mi camino, ni siquiera me detuve para recogerle los libros que le boté por el golpe. Tengo la impresión que alguna vez leí alguno, no sé porqué…

Veo el reloj de la mesa de noche, marca las… - Las…..!!!!!. ¡Mierda, se me hace tarde!. Me levanto de la cama. Me peino, me visto y me pinto los labios rápidamente, tomo el bolso, el celular y el libro de Baudelaire del escritorio y me voy. Mi mamá me grita algo, pero apenas le pongo atención. Ya habrá tiempo para ponerle atención a sus majaderías. Salgo de mi casa casi corriendo y no puedo dejar de pensar en que cada momento se me hace más tarde. Por la prisa que tenía me tropecé con un idiota que no miraba por donde iba. Todas mis cosas fueron a parar al suelo. El muy infeliz ni siquiera me ayudó a juntarlas, me dijo algo y se fue. ¡Mejor!, me hubiera retrasado y la verdad no necesito que me ayuden. Me levanto y sigo caminando. Solo que ahora me duele el brazo por el golpe. Ojalá que no se me haga un moretón. Mejor agarro bien mis cosas, por esta avenida asaltan mucho. Lo mejor será irme por la parte de atrás. Pero si me voy por ahí duro 5 minutos más, mejor no. Tendré que irme por aquí. Camino (casi corro) y un indigente me sigue para pedirme algo para comer, creo. El aspecto del tipo me da asco y lo ignoro, además hasta me podría asaltar. El tipo todavía me sigue. Camino más rápido y todavía me sigue. ¿Porqué tendría que darle algo a ese muerto de hambre?. Todavía me sigue, parece que a nadie le importa que me siga. Por fin el tipo desiste y puedo andar más tranquila. ¿Pero?...!!! ¡Puta! Por andar pensando en ese borracho, no me fije que estaba arrancando el bus en que me iba a ir. Ahora tendré que subirme a otro. Por dicha aquí viene otro… ¡Se me hace tarde!.


J.P.A



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miércoles, 1 de agosto de 2007

La Educación Como Ideología



















La educación es fundamental para el desarrollo de cualquier país. Esta premisa es conocida por todos. Ya nuestros padres y abuelos nos decían, con gran sabiduría, que una buena educación nos brindaría un buen futuro. Pero en esto mismo radica el fondo de este ensayo. La clave se encuentra en saber ¿en que radica una buena educación? Si una buena educación nos posibilita –al menos hipotéticamente- un mejor porvenir, es lógico que todos queramos recibir una buena formación, porque esto no solo nos brindaría beneficios particulares, sino que redundaría en recompensas a un nivel macrosocial.

Entremos en labores pero con otra pregunta ¿Qué tipo de educación recibimos los costarricenses? Cualquier estudiante de escuela o secundaria nos responderían de una manera muy similar. La educación –por lo menos en estas instancias- consiste en darles a los alumnos toda una gama de conceptos, datos y fórmulas que son vistas acriticamente y por lo general sin una utilidad real una vez que estas instancias educativas son superadas. Y que en la mayoría de los casos deben ser solamente memorizados (y por tanto el estudiante no se apropia de estos conocimientos) y donde el profesor encargado juega a ser profesor, y se conforma con que los estudiantes repitan estúpidamente lo visto, con el fin de que pasen los exámenes y no formarlos para la vida. Aquella frase que decía que la escuela era un segundo hogar, dejó de tener sentido y solo es cierta en la medida de que en reiteradas ocasiones solo sirve de guardería, porque en vez de formar al futuro de los países, en general los deforma. De manera tal, que la educación costarricense presenta dos características fundamentales: 1. Ser una educación básicamente memorística y consecuentemente; 2. Embotar a los estudiantes de materia que no significa nada para ellos.

Ya la sociología (y otras disciplinas) han demostrado que la educación que reciben los sujetos en sus primeros años de edad, determinará, en gran parte, la forma de actuar y pensar de su vida adulta. La llamada “socialización primaria” (que no tiene que ver estrictamente con la escuela) introduce toda una serie de valores y formas de ver la vida, que terminan formando gran parte de nuestra identidad. Teniendo en cuenta esto, ¿Qué tipo de personas podría formar una educación que no nos invita a pensar (por ser memorística) y que nos proporciona datos que son poco significativos para nosotros?

Para comprobar este último punto, podríamos preguntarnos ¿Cuál es la primera fórmula notable? (tan estudiada en el colegio) o ¿Qué importancia podría tener, saber cual es el país más grande del planeta? Respecto a la primera pregunta, algunos podrían recordar que dicha fórmula es (x+y)2 = x2+2xy+y2 – pero el énfasis está en algunos- y en lo que respecta a la segunda formulación, la respuesta sería que ninguna, a no ser que visitemos Rusia, y aún así tendría poca utilidad. Con ejemplos como los anteriores, no es mi interés restarle mérito a las matemáticas o a la geografía, sino solo demostrar que una enseñanza acrítica y que no sea constantemente re-semantizada, solo produce, en el mejor de los casos, una repetición estúpida de información. ¿Alguien podría diferenciar la utilidad, en un sentido práctico, de conocer en que fecha se murió Napoleón Bonaparte y entre morder una piedra? Quizá hasta resulte más útil morder una piedra. Pero quizá esta aseveración resulte un tanto fuerte. Alguien podría decir, que la muerte de Napoleón forma parte de la historia universal y que por tanto es importante saberlo.

A lo que podría respondérsele preguntando ¿Quién decidió que era importante saberlo? O mejor dicho; ¿Qué importancia tiene para nosotros, costarricenses del siglo XXI? ¿Por qué decidimos que es más importante estudiar la vida de la Reina Isabel de Castilla que la vida del Cacique Montezuma? La respuesta se encuentra simplemente en que nosotros no lo decidimos, alguien lo decidió por nosotros, para variar.

Independientemente de quién lo haya seleccionado el problema se da en la desnaturalización que se hace de la educación. La educación debería tener como meta el de ser emancipadora, creativa y formar individuos pensantes y críticos de su entorno.

Pero parece que estos dos últimos predicados son incompatibles. Para el sistema los individuos pensantes no son útiles. Al status quo no le sirve producir sujetos que no llenen las necesidades que ellos mismos han creado. Y es aquí donde se nota claramente como la educación es una herramienta política. Donde lo único que se pretende es formar un tipo de ciudadano único. Hasta el mismo Platón estaría orgulloso. La formación educativa solo tiene un único propósito: crear un perfil más o menos uniforme de sujeto. Perfil que está directamente relacionado con el proyecto político nacional. Hasta el tema de nuestra identidad es una farsa dolorosamente útil. Aquellas cosas que nos determinan como costarricenses hasta hace pocos años eran ignoradas.

Casi todo lo que es auténticamente “tico” según el imaginario costarricense proviene de Guanacaste o Limón, provincias que “existen” para el país desde que el turismo ha tomado auge. Pero volvamos al tema, veamos, hace algún tiempo salió un reportaje en el que se mencionaba que en las escuelas públicas se había propuesto (o impuesto) cantar el himno nacional todos los días. Idea, que no está de más decir, se copió a lo tico, de un país asiático. A todas luces es claro que lo que se pretende es formar un falso sentimiento de identidad en los niños y en los jóvenes. ¿Será posiblemente una actitud cívica? (con lo sea que esto es) o ¿Es acaso tan endeble la identidad patria que necesitamos recurrir a medidas desesperadas como estas? Parecería que la pregunta más acertada es esta última. Otro ejemplo podría ayudarnos, a comprender el papel ideológico de la educación. Igualmente, en fechas recientes, ha corrido el “rumor” de que el Ministerio de Educación está planeando implementar más clases de inglés. Lo que implicaría o más horas lectivas o reducir algunas clases para dar estas. ¿Adonde se encuentra la viabilidad de este planteamiento? ¿Podría ser que lo que se buscase es formar individuos más cosmopolitas y mejor preparados para el futuro? O ¿será algo diferente? Dejando de lado la importancia práctica de manejar otro idioma, seamos un poco escépticos y digamos lo que se busca es llenar un hueco que hace tiempo se viene cavando. Hasta podríamos decir que con la inminente implantación del TLC y actual llegada del capital golondrina cuya máxima expresión en el país son los Call Centers, lo que se necesita son obreros. Pero no cualquier clase de obreros, esta nueva maquila (con sus obvias diferencias) lo que necesita son jornaleros que hablen inglés. Mano de obra calificada dicen algunos, de una manera eufemística. Pero no especulemos más, los hechos hablan por sí mismos.

Por qué el país necesitaría filólogos o sociólogos –por citar algunos ejemplos- cuando lo que se ocupa es solventar las necesidades que una clase social creó. Esta situación conlleva un problema de igual importancia. Si el futuro de los países se encuentra en sus nuevas generaciones, ¿cuál es el futuro de un país donde muchos aspiran a trabajar indefinidamente en Call centers? ¿Quién perdería 5 o 6 años de su vida estudiando agronomía? Si lo cierto es que en un lugar de estos solo se necesita medio masticar el inglés y se gana el triple. La elección parece sencilla, trabajar por un sueldo de dos y medio al año o trabajar por un salario de 6 millones anuales. Imaginemos las posibilidades de este último caso. Para comenzar, ganaríamos 6 millones, eso suena bien. Ahora, ¿Cómo podría utilizar ese dinero? Podría comprar un carro o tal vez un pequeño lote en Limón y quizá hasta construir un casa prefabricada en poco tiempo. Un razonamiento como este parece tener peso. ¿A donde se encontrará el eslabón débil de esta cadena?

Para iniciar, podríamos decir que la base se encuentra en un problema típicamente costarricense. Ver todo a corto plazo y no tener prospectivas. Un sistema de vida como este puede servir para unos cuantos años, ¿pero hasta cuando se mantendrán los salarios –si es que antes las empresas no se van-?. Con la excesiva cantidad de personas que están estudiando el idioma anglosajón, ¿Cuánto tiempo tardará en hacer su trabajo la mano invisible? Si hay 3000 personas capacitadas, 1000 puestos y, 2000 de estas personas trabajarían por 150 mil colones menos que las restantes, ¿a quién seleccionaría? Y así sucesivamente. Por otro lado, ¿que impediría despedir a un empleado que tiene 5 años de trabajar por uno que cobre la mitad? ¿Las garantías laborales? Si nos pusiésemos ha leer con detenimiento algún contrato de estas empresas, veríamos que entre otras cosas los nuevos empleados renuncian a los feriados y a otras garantías “irrenunciables”. Y en realidad es muy valedero, renunciar a unos cuantos días libres por 500 mil colones al mes. Pero el modelo que impone y los precedentes que deja no son para nada buenos. Con esto no pretendo desprestigiar estos empleos, en muchos casos son una gran ayuda económica y sirven para utilizar el tiempo ocioso.

Pero como proyecto de vida o ambición profesional es muy cuestionable… Y esto es precisamente lo que se nos muestra en nuestras “sagradas” aulas y en otros lugares más profanos…

Otro factor que podría influir, es una característica propia del capitalismo extremo en que vivimos. El capitalismo crea necesidades innecesarias. Mientras más ganemos más podemos gastar en cosas que no necesitamos. Dejando los problemas obvios de esto, el aspecto que deseo recalcar es el efecto que esto produce en los individuos. Una persona que trabaje en un Sport Book y que gane 500 mil al mes, sigue manteniéndose en la clase media. Ni su salario, ni su empleo lo hacen adquirir un status social mayor. Sigue siendo un operario, aunque tenga más libertad económica momentáneamente.

Pero sus necesidades crecen y su salario deberá en algún momento estabilizarse o disminuir. Progresivamente la inflación hará que el dinero se devalúe y los precios de los productos suban. Pero el individuo aún mantendrá sus mismas expectativas, que terminarán por convertirse en puros deseos sin un asidero real.

Y en una situación como esta, es de esperar que se sigan repitiendo los parámetros políticos actuales, perpetuando el status quo y creando una sociedad deshumanizada, donde, irónicamente, lo que se humaniza es el mercado.

Pero volvamos al tema, Costa Rica basándose en la formula platónica –después retomada por Aristóteles- retoma la función pedagógica del Estado. La educación estatal está dirigida a crear un tipo particular de individuo. Un individuo funcional. No un individuo crítico de su sociedad y de su gobierno, sino uno que se contente con enlistarse en las empresas transnacionales o para trabajar en el turismo. En donde o será toda la vida o un mesonero –sin restarle valor a este honrado empleo- o simplemente deberá realizar labores puramente mecánicas, en donde deberá soportar que lo insulten en otro idioma.

De cualquier forma, lo que podemos notar es que está función ideológica por parte de la educación, crea a su vez, un sentimiento de dependencia. Existe en la comunidad la necesidad real de que el Estado eduque a los ciudadanos. Y lo que es a un peor, si la educación ya es deformativa en su fondo, la forma de la misma no se queda atrás.

Muchas de las propuestas son copias directas de otros modelos educativos, que no son aplicables en el país. Ni siquiera se imitan los modelos latinoamericanos que han tenido mejores resultados –como el chileno, por ejemplo-. Lo que se realiza es insertar descontextualizadamente estructuras pedagógicas, que precisamente por su falta de contenido son poco significativas.

Estas estructuras están destinadas a ser poco efectivas, y a no tener un efecto homogéneo en todos los estudiantes –por suerte-, pero cumplen su función ideológica en buena medida. Los sujetos somos arrojados (y coaccionados) a pensar en una sola dirección. Lo más grave no es solo que nos digan lo que debemos saber, sino que además como debemos interpretarlo.

Lo más extraño de esto, es que esta formación si puede crear algún tipo de desarrollo.
Un desarrollo económico, quizá, pero nunca un desarrollo social. Lo único para lo que sirve es para que en los risibles informes que emiten una serie de organismos internacionales aparezcan un aumento en el PIB o en el ingreso per capita, que como todos sabemos no se traducen en un mayor beneficio social.

Pues bien, ya para concluir tendríamos que decir que el arquetipo de individuo que produce una formación de este tipo, no es para nada alentador. Si es cierto que no podemos achacarle todos nuestros problemas a esto, si podemos atribuirle por lo menos un parte significativa.

En un país donde se deforme, en vez de formar, donde se homogenice en vez de sacar provecho de las diferencias particulares, no podrá tener un futuro muy brillante. Y estará predispuesta a que sean los mismos grupos los que gobiernen el país en la forma en como ya lo han hecho.

La educación debería ser de carácter humanístico (con las salvedades del caso), con programas actuales, que se adapten a los tiempos presentes y lo más importante; que fomenten el pensamiento critico. Que tienda a la integralidad y no solo a la repetición fatua y sin sentido. Una educación en donde los pobres sean lo más beneficiados y los que sean más considerados. Una educación gratuita y obligatoria, no una en la cual si no paga una “ayuda voluntaria” no hay matricula.

Una educación que nos ayude a apropiarnos de lo que aprendemos, a significar lo que nos enseñan y por tanto a encontrarle una función. Una formación simplemente, no una deformación.

JPA

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