"Toda la alegría silenciosa de Sísifo está ahí. Su destino no le pertenece. Su roca es suya. Del mismo modo, el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos (...) El hombre absurdo dice "sí" y sus esfuerzos ya no tendrán término (...) no hay un destino personal (...) pero sabe que es dueño de sus días"
Albert Camus