"Espacio de libre discusión, donde se trata de exponer problemas actuales e inquietudes de diversos tópicos"

Grupo Kmus
CR

jueves, 6 de septiembre de 2007

Fragmentos

















“A la montaña he subido, satisfecho el corazón. En su amplitud, desde allí, puede verse la ciudad: un purgatorio, un infierno, un burdel, hospital, prisión. Florece como una flor toda enormidad. Tú ya sabes ¡oh Satán!, patrón de mi alma afligida, que yo subí a verter lágrimas de vanidad.”

Baudelaire.


El bus pasó frente a un edificio de cristalina fachada, y debo admitir que lo vi reflejado me sacó mi tranquila estupidez habitual. Lo que observé fue mi reflejo. Es decir, me vi a mí mismo, (pocas veces nos miramos a nosotros mismos) tengo que decir que ese sujeto que se me presentaba como mi reflejo no me gustó para nada. Preciso decir que me ví, con lástima, famélico y melancólico. Por un momento no me reconocí, pero ¿quién más podía ser?. Entre el reggaetón que estaba como telón musical en el bus, el calor sofocante que predominaba y los anuncios de Coca Cola y Mcdonalds que acaba de ver en el exterior, me sentí sofocado, no podía respirar, me estaba ahogando en la difusidad de mi reflejo. En ese momento mi imagen tenía más vida que yo, y eso es mucho decir. Pero ¿A qué se debía esto? No dudé en darme cuenta que se debía a mi “otro yo”. Por un instante me pude ver como un otro y mi ser se estremeció al ver lo extraño que soy para mi mismo.

Mientras sentía esto, el bus se detuvo y pude respirar. Una sensación de alivio y tranquilad recorrió lo que en ese momento era, desgraciadamente no era mi parada y temí que mis pensamientos me dominarán de nuevo. No quería pensar más en mí, ese “mí” no me gustaba. Era un yo totalmente indiferenciado de los otros yo que habían en el bus. Hasta el chofer me recordaba desagradablemente a mí. Perdía la respiración de nuevo. Se detiene el autobús de nuevo. Sube una muchacha sosteniendo un libro con su mano derecha. Eso me distrajo un momento. Hago un esfuerzo por ver el titulo. Solo puedo leer: “Baud…”. Imagino que debe ser un libro de Baudelaire o quizá de Rimbaud. Quizá alguno de estos poetas malditos podría entender lo que pasaba. La muchacha se bajaba del autubus. ¿Cómo? Cada vez las paradas eran más próximas entre sí. Pronto llegaría a la mía. Ya no me sentía ahogado. Ahora me sentía estúpido. Estúpidamente cómodo y a la vez triste. Pero, ¿a que de debía este cambio tan radical? ¿Sería la por la joven que hace poco se acababa de bajar? O ¿el calor y el tedio de mis
actividades habituales eran la causa? Aquí me bajo. Creo que en realidad no me importa….

La falta de actividad me hace creer que soy parte de algo, aunque no se qué. Mi pasividad ha llegado al punto en que me conformo con ir al campo de concentración que es mi trabajo, salir y ver la novela de la 10:00. Simular que me gusta lo que veo, para luego dormir y olvidar.
El único licor que bebo es el de Morfeo. La inconsciencia total….
Me despierto y le ruego a Dios, que todavía este soñando. Algo me dice que no es así, otra vez no puedo definir que es. Siempre supe que dios no escucha a los borrachos. Otro día y otra vez tengo que hacer lo tengo que hacer. Por más extraño que parezca hace tiempo se me olvidó lo que tengo que hacer y solamente lo hago…. Cada día soy más decadente. ¡Viva la decadencia!
Voy camino a mi…. Saco de mi mochila unos audífonos y me los pongo, le subo el volumen a la música. Juego a que no voy hacia donde voy, que estoy en el borde de un abismo empujando gente hacia la sima. Si no salto es porque soy muy cobarde para decidirme. De pronto vuelvo a la realidad. Un golpe en el pecho me despierta. Por estar pensando idioteces choqué de frente con una muchacha que seguramente estaba igual de distraída que yo. –Disculpe. Le dije. Y seguí mi camino, ni siquiera me detuve para recogerle los libros que le boté por el golpe. Tengo la impresión que alguna vez leí alguno, no sé porqué…

Veo el reloj de la mesa de noche, marca las… - Las…..!!!!!. ¡Mierda, se me hace tarde!. Me levanto de la cama. Me peino, me visto y me pinto los labios rápidamente, tomo el bolso, el celular y el libro de Baudelaire del escritorio y me voy. Mi mamá me grita algo, pero apenas le pongo atención. Ya habrá tiempo para ponerle atención a sus majaderías. Salgo de mi casa casi corriendo y no puedo dejar de pensar en que cada momento se me hace más tarde. Por la prisa que tenía me tropecé con un idiota que no miraba por donde iba. Todas mis cosas fueron a parar al suelo. El muy infeliz ni siquiera me ayudó a juntarlas, me dijo algo y se fue. ¡Mejor!, me hubiera retrasado y la verdad no necesito que me ayuden. Me levanto y sigo caminando. Solo que ahora me duele el brazo por el golpe. Ojalá que no se me haga un moretón. Mejor agarro bien mis cosas, por esta avenida asaltan mucho. Lo mejor será irme por la parte de atrás. Pero si me voy por ahí duro 5 minutos más, mejor no. Tendré que irme por aquí. Camino (casi corro) y un indigente me sigue para pedirme algo para comer, creo. El aspecto del tipo me da asco y lo ignoro, además hasta me podría asaltar. El tipo todavía me sigue. Camino más rápido y todavía me sigue. ¿Porqué tendría que darle algo a ese muerto de hambre?. Todavía me sigue, parece que a nadie le importa que me siga. Por fin el tipo desiste y puedo andar más tranquila. ¿Pero?...!!! ¡Puta! Por andar pensando en ese borracho, no me fije que estaba arrancando el bus en que me iba a ir. Ahora tendré que subirme a otro. Por dicha aquí viene otro… ¡Se me hace tarde!.


J.P.A



kmus© derechos reservados

1 comentario:

Áurea dijo...

Hola!! Me ha gustado ésta entrada. Cuando puedaspasate por mi log y me dejas algun comentario. Saludos!